Algunos medios y los últimos gobiernos parecen estar promoviendo que una mujer sea presidenta, lo cual no es algo malo, pero el problema son las opciones:
Tenemos a Carolina Mejía hija del nefasto expresidente Hipólito, que ha sido muy cuestionada por descuidar la capital para darle prioridad a su campaña política, cuando se supone que está prohibido por ley. Algunos de esos problemas se resolvieron por las constantes denuncias, sino fuera así aún continuarían sin resolverse.
También está Raquel Peña, la visepresidenta, que para tener relevancia el presidente la ha dejado inaugurar algunas obras y sus propuestas son practicamente continuar de la gestión actual.
Faride Raful, cuestionada ministra de interior y policía muy progresista, que es cuestionada porque no ha reducido la delincuencia y se ha enfocado en cerrar negocios que tienen la musica alta, que aunque está bien, eso no es prioridad.
Margarita Cedeño, ex primera dama de Leonel Fernández y ex vicepresidenta en el gobierno de Danilo Medina, con decir eso es suficiente.
Virginia Antares, de opción democrática, una candidata extremadamente progresista que tiene propuestas tomadas de la izquierda española, esa que han llevado a España a la ruina, pero cree que aquí funcionará.
María Teresa Cabrera del frente amplio, otra abiertamente comunista, a favor de la haitianización y admiradora del régimen de Nicolás Maduro, con eso ya se dice todo.Por lo tanto, ninguna candidata rescatable.